El baño de esta vivienda estaba de origen y en mal estado. Se reformó por completo convirtiéndolo en un baño elegante y funcional, con el espacio bien aprovechado a pesar de sus reducidas dimensiones.
Se cambió la bañera por una ducha, a la que se le añadió en la pared una hornacina de obra para poder colocar los productos de higiene. El plato de ducha es de resina negra antideslizante. Se eliminó el bidé y el inodoro se instaló suspendido con cisterna empotrada, de manera que queda una pequeña balda decorativa. En el lavabo se colocó un mueble con cajones amplios, de color madera oscura. Los revestimientos son de baldosa porcelánica gris oscuro en el suelo y en la pared de la ventana y gris claro en las otras dos paredes.