Hemos concluido la reforma integral de una vivienda en un edificio de principios del siglo XX. Ha sido una obra larga, de unos dos meses de duración, puesto que el cambio ha sido total: se ha modificado la distribución para hacer más grandes el salón y la cocina. Para ello, se ha cambiado la ubicación de la cocina, que antes estaba donde ahora está el baño, y se ha dejado abierta al salón. Para conseguirlo, tuvimos que demoler paredes y antiguos sanitarios.
Los armarios de la cocina no tienen tiradores, sino el sistema de perfiles Gola y los herrajes Blum. Las puertas son estratificadas y la encimera de Silestone color carbono. Los electrodomésticos, suministrados por el cliente, son de LG.
Como ya hemos comentado, el baño se sitúa donde antes estaba la cocina, para lo que se tuvo que demoler por completo. Estaba previsto mantener el pavimento hidráulico original, al igual que en el resto de la vivienda, pero al eliminar el pavimento antiguo colocado sobre el hidráulico de la antigua cocina, se observó que no era tan bonito como el resto, así que se decidió sustituirlo por un pavimento porcelánico de baldosas de gran formato. El plato de ducha es sintético y las paredes también son de cerámica de gran formato. El mueble es de Ba&ro y los sanitarios de Roca.
Para el resto de la vivienda se han realizado todas las instalaciones nuevas (electricidad, calefacción, telecomunicaciones e iluminación). Están todas empotradas excepto en el tramo del pasillo, donde se ha colocado un cajón perimetral para no debilitar las paredes haciendo excesivas regatas. Dentro de este cajón se han ubicado todas las instalaciones de agua, calefacción y electricidad que se derivan a cada una de las habitaciones.
La carpintería exterior se ha modificado por una de aluminio lacado en blanco con doble vidrio, mientras que la interior se ha lijado, enmasillado y pintado con laca a rodillo en obra.
El pavimento hidráulico es el original de principios de siglo XX, que se ha rebajado, cristalizado, pulido y abrillantado para devolverle todo su esplendor.
Uno de los acabados que más personalidad da a la vivienda son los techos de bóveda catalana vistos. Se trata de un entrevigado de ladrillo plano que nos dio muchos quebraderos de cabeza, ya que en un principio se debía limpiar y barnizar para dejar visto y, una operación que parecía sencilla, se complicó porque la bóveda estaba muy débil y hubo que limpiarla a mano con un cepillo de alambre ladrillo a ladrillo.
Carlos Alonso
Arquitecto técnico en Accesible Reformas.

















